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UN PASEO POR EL ARTE

EPICENTRO DE LA VIDA CULTURAL DE LA CIUDAD

Seguramente el Paseo del Arte, también conocido como triángulo del arte, sea uno de los lugares del mundo con mayor concentración de arte, ya que aglutina en poco más de un kilómetro, tres de las pinacotecas más importantes del mundo: el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía, a los que acompañan otras instituciones y edificios de obligada visita.

Epicentro de la vida cultural de la ciudad, aspira a ser declarado Patrimonio de la Humanidad como Paisaje Cultural, e incluye el Paseo del Prado entre Cibeles y la Plaza de Atocha, todo el parque de El Retiro, y el barrio de los Jerónimos.

Mientras caminas por la zona, podrás descansar tomando un café en alguna de sus terrazas, o comer algo en los restaurantes típicos del centro de Madrid.

De día, de tarde y de noche, la capital de España enamora al viajero con sus mil rincones por descubrir.

Se trata de uno de esos lugares que no se deben de visitar, se deben de vivir.

Muse del Prado

Nuestra primera parada obligada es el Museo del Prado. Recién cumplidos dos siglos fue concebido para Gabinete y Museo de Ciencias Naturales, el proyecto del Museo del Prado fue realizado por Juan de Villanueva y aprobado por Carlos III en 1785. De estilo neoclásico, su construcción se paralizó hasta el fin de la Guerra de la Independencia. Y fue Fernando VII quien inauguró, en 1819, el entonces Museo Real de Pintura y Escultura, aunque siempre se ha querido considerar a su segunda esposa María Isabel de Braganza como su fundadora. La primera obra que compró el museo fue La Trinidad de Ribera, en 1835. Una de las compras más caras fue el cuadro Ferdinando Brandani, de Velázquez en 2003, el Prado lo adquirió por 23 millones de euros. Entonces se conocía como «El barbero del Papa», pero finalmente el retratado se identificó como Ferdinando Brandani, funcionario de la Corte papal.

Los números son abrumadores en visitas y en patrimonio. El Museo tiene más de 33.000 obras, expuestas más de 1.700 en las salas de la colección permanente, a las que se suman más de 550 en exposiciones temporales dentro o fuera del museo. Las obras en almacén son más de 27.000. Dicen que en sus 200 años de vida se perdieron casi un millar y que de ellas se lograron localizar 41. Lo visitan cada año más de dos y medio millones de visitantes.

En la actualidad, además de pintura y escultura, el Museo acoge dibujos, grabados, monedas, medallas y artes suntuarias. El Museo del Prado tiene la colección de pintura española más completa del mundo. Además de Las meninas de Velázquez y de Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya, en sus salas pueden verse obras maestras de las escuelas española, italiana y flamenca. El Siglo de Oro está ampliamente representado con obras de Ribera, Zurbarán y Murillo, que nos ayudan a comprender el contexto en el que surge la pintura de Velázquez. A caballo entre el siglo XVIII y el siglo XIX, las salas de Goya muestran desde los cartones que hizo para la Real Fábrica de Tapices a Las
pinturas negras con las que el artista cubrió los muros de su casa, La Quinta del Sordo. También hay salas dedicadas a la pintura del siglo XIX, con obras de Fortuny, los Madrazo y Sorolla.

La obra más viajera se cree que son «Las Majas» de Goya, con 47.185 kilómetros a sus espaldas, pero no, los dos cuadros que más veces se han prestado son un «Autorretrato» de Goya y el «Agnus Dei», de Zurbarán.

La pintura italiana es imprescindible para comprender el paso del arte medieval al Renacimiento y además resulta muy influyente en el arte barroco español. Del Quattrocento (siglo XV) destacan La Anunciación de Fra Angelico, el cofre con la historia de Nastagio degli Onesti de Botticelli, La dormición de la virgen de Mantegna y Cristo
sostenido por un ángel de Antonello da Messina. Varias vírgenes de Rafael sirven para explicar el esplendor clasicista del Cinquecento (siglo XVI) y los cuadros de Tiziano, Tintoretto y Veronés, grandes personalidades de la escuela veneciana. Los diferentes caminos del arte barroco italiano están claramente representados con obras de Caravaggio, Guido Reni y Annibale Carracci.

La escuela flamenca está muy bien representada debido a la relación política de la monarquía española con Flandes. En el Museo del Prado se encuentran desde obras muy significativas de los maestros primitivos flamencos, como El descendimiento de la cruz de Van der Weyden y el Jardín de las Delicias de El Bosco, coleccionadas obsesivamente por Felipe II, a las obras características del esplendor barroco de la corte de Bruselas, con Rubens, la familia Brueghel, Jordaens y Teniers encabezando la lista de los autores más abundantes en el Prado. La pintura francesa, holandesa y alemana también tienen presencia en las colecciones del museo. Durero, Claudio de Lorena, Rembrandt o Watteau son algunas de las firmas que no podemos obviar.

Es recomendable consultar una guía y preparar la visita antes de entrar en el museo.

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

El Museo Thyssen-Bornemisza es uno de los museos de arte más importantes de Madrid y complementa las
colecciones del Museo del Prado y Museo Reina Sofía. Durero, Frans Hals, Gauguin, Van Gogh…

Un paseo por los últimos siete siglos de la historia de la pintura europea. Ubicado en el Paseo del Arte, su colección permanente traza la historia de la pintura europea desde la Edad Media hasta finales del siglo XX. Los primitivos italianos, el Renacimiento alemán, la pintura americana del XIX, el impresionismo, el expresionismo alemán y el constructivismo ruso son las escuelas y los movimientos más ampliamente representados en el museo.

Museo Reina Sofía

El Guernica de Picasso es la gran joya de este museo que apuesta por el arte contemporáneo, con obras imprescindibles de Dalí, Miró o Juan Gris. Fundado en 1992 alberga una extensa colección de arte contemporáneo español.

En uno de los vértices del Paseo del Arte, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía se ubica en el Antiguo Hospital General de Madrid, obra del arquitecto Francisco Sabatini, que ha sido ampliado por Jean Nouvel con un auditorio, la biblioteca y las nuevas salas de exposiciones bajo una gran marquesina roja de aluminio y cinc a la espalda del viejo edificio.

Real Jardín Botánico

En el Paseo del Prado se levanta desde 1781 el Real Jardín Botánico. Destinado en su origen a la actividad investigadora, el Botánico, que ostenta la categoría de Jardín Artístico, contempla hoy otra faceta como recinto de exhibición con interés cultural, lúdico y didáctico para el público general.

Reúne más de 1500 árboles y más de 4000 arbustos vivos, además de un millón de muestras archivadas en álbumes, destinadas a la labor de los investigadores.
Ofrece visitas guiadas por un monitor para conocer la multitud de especies que pueblan este rincón verde en el centro de la ciudad, desde las cebollas o las rosas hasta las plantas más exóticas.

Dentro de su recinto, se encuentra el Pabellón Villanueva, un edificio de estilo neoclásico construido según las trazas del arquitecto Juan de Villanueva, que se viene utilizando como sala de exposiciones. El Real Jardín Botánico se ilumina por Navidad creando un paseo nocturno muy especial.

Casa de América

La Casa de América es una de las instituciones culturales más activas de la ciudad. Con el objetivo de fomentar el mejor conocimiento entre los pueblos iberoamericanos y España organiza todo tipo de actos culturales como exposiciones, conferencias o ciclos cinematográficos y literarios.

Su sede, el Palacio de Linares, fue construido entre 1872 y 1884. Situado en una de las esquinas de la Plaza de Cibeles, en pleno corazón de Madrid, su estilo -tanto decorativo como constructivoconstituye una amalgama de corrientes.

Su arquitectura limpia -obra de Carlos Colubí, Adolf Ombrecht y Manuel Aníbal Álvarez-, está hecha con piedra caliza y guarda un interior rico en muebles, lámparas y bronces de París, cristales de Amberes, alfombras de la Real Fábrica de Tapices y una selecta colección de pinturas de artistas de la talla de Francisco Pradilla, Manuel Domínguez y Alejandro Ferrant.

Museo Arqueológico Nacional

Fundado en 1867 por Real Decreto de Isabel II, el Museo tuvo su primera sede provisional en el Casino de la Reina, un antiguo palacete de la calle de Embajadores. En 1895, sus fondos se trasladaron definitivamente al Palacio de Biblioteca y Museos, realizado por el arquitecto Francisco Jareño de Alarcón en estilo neoclásico.

El MAN, que conserva una de las colecciones de antigüedades más importantes del mundo, reabrió sus puertas después de una reforma integral que duró seis años y que lo ha convertido en uno de los museos más visitados de la ciudad.

En total, se exhiben más de 13.000 objetos arqueológicos, históricos y artísticos que acercan al público a la historia y cultura de España, desde la Prehistoria hasta el siglo XIX. Las colecciones de Grecia, Oriente Próximo Antiguo, Egipto y Nubia completan las culturas mediterráneas antiguas de mayor influencia en nuestro desarrollo cultural. La Dama de Elche sigue ocupando un lugar privilegiado en la visita al museo, algunas teorías apuntan a que la dama de Elche era una diosa y otras consideran que representaba a una reina o a una difunta.

Otras obras imprescindibles del Museo Arqueológico Nacional son el tesoro de Guarrazar, el ejemplo más extraordinario de la orfebrería visigoda, el Bote de Zamora, que refleja la minuciosidad de los artesanos hispanoárabes del marfil, o la colección de vasijas griegas, considerada por los especialistas en una de las mejores del mundo.

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